Reseña de libro

Apuntes 86 (2020). doi: 10.21678/apuntes.86.1233

Johnston, Josée y Shyon Baumann. Foodies: Democracy and distinction in the gourmet foodscape, 2.a edición, Nueva York y Oxford: Routledge, 2015. 260 pp.

Al investigar los comidistas (foodies) en los Estados Unidos, los sociólogos canadienses Josée Johnston y Shyon Baumann emprenden un arriesgado proyecto. Por un lado, la comida y los comidistas están omnipresentes hoy en la cultura popular estadounidense. Por otro lado, mientras que los estudios sobre alimentación (food studies) se han desarrollado en un rico campo interdisciplinario, la alimentación históricamente ha distado de integrarse en cuestiones de sociología general. Como lo enfatizan los autores, a pesar de algún interés reciente, los sociólogos, marcados por la propensión del pensamiento occidental a valorar lo ideal y lo intelectual en la vida humana –más que lo material y lo práctico–, tienden a considerar la alimentación como algo frívolo, como una cuestión de opciones individuales y privadas, indignas de ser analizadas y explicadas.

J. Johnston y S. Baumann diseñan entonces una cuidadosa investigación sociológica. Parten de una definición operativa del comidista: «a person who devotes considerable time and energy to eating and learning about good food, however “good food” is defined» (p. x). Más que enfocarse en lo que los comidistas comen, los autores identifican lo que sí es sociológicamente significativo en los comidistas: cómo piensan, hablan y escriben acerca de la comida –en suma, el discurso de los comidistas (más que la comida de los comidistas)–. Luego, los autores describen características pertinentes del contexto cultural estadounidense: por un lado, la creencia en los ideales democráticos y el rechazo del esnobismo; por otro lado, la alta desigualdad política y social. Elaboran un marco teórico usando herramientas analíticas y conceptuales de los estudios sobre alimentación, de la sociología cultural, de la sociología general y de la sociología de los movimientos sociales. Definen las cuestiones sociológicas que el discurso comidista permite investigar: desigualdad, clase y cultura. Construyen un concepto, el de foodscape: el campo de la cultura y de la materialidad alimentarias, constituido por agentes y prácticas, estructurado por discursos, incrustado en sistemas políticos y económicos, contextualizado en determinados lugares. Al respecto, los comidistas ocupan el gourmet foodscape. Finalmente, los autores hacen un análisis de discurso y de contenido de fuentes escritas producidas por comidistas (en particular, revistas y blogs) y entrevistas en profundidad con comidistas.

Los hallazgos resultan en un argumento complejo y matizado. El gourmet foodscape estadounidense encarna una tensión entre ideas de democracia y realidades de distinción. Por un lado, a nivel individual, los comidistas respaldan valores de igualdad y de inclusividad al integrar nuevas culturas alimentarias. Por otro lado, a nivel colectivo, el gourmet foodscape perpetúa fenómenos de desigualdad, exclusión y explotación, al proporcionar maneras imperceptibles de demostrar estatus sociales superiores, al sostener divisorias políticas de identidad y de clases, y al no poner en tela de juicio el sistema alimentario.

A lo largo de los capítulos, J. Johnston y S. Baumann desentrañan meticulosamente esta tensión entre democracia y distinción. El discurso comidista se apoya en dos marcos: autenticidad y exotismo. Por un lado, la autenticidad conlleva una verdadera orientación social y democrática, al valorar comidas marcadas como sencillas, arraigadas en su tiempo y en su espacio, personalmente relevantes y étnicamente connotadas. Por otro lado, fomenta inadvertidamente el elitismo, al valorar alimentos raros y caros. Por un lado, el exotismo promueve la apertura cosmopolita. Por otro lado, parte de jerarquías estatutarias y estereotipos heredados del colonialismo. Ciertamente, los comidistas tienen consciencia de los problemas políticos en torno a la comida y al sistema alimentario. Ahora bien, sus posturas son individualizadas y enfocadas en la ética y el medio ambiente –en vez de estar atentas a lo colectivo y enfocadas en resolver problemas estructurales–. El discurso comidista trivializa ideas de clase y de estatus. Pero preserva realidades de jerarquía y de distinción, al utilizar la comida como herramienta para demostrar sofisticación cultural. Finalmente, esta nueva edición estudia temas de género, en un último capítulo escrito con Kate Cairns. Aunque la cultura comidista ha fomentado entre los hombres un interés sin precedentes por la comida y ha permitido a las mujeres buscar placer y nuevas experiencias (búsquedas típicamente masculinas), persisten pautas tradicionales respecto a la división de las tareas domésticas por género. En los hogares de comidistas, las mujeres se encargan del trabajo de cuidado y de las preocupaciones por la salud.

Más que intentos de documentar casualmente el fenómeno comidista, o de explicarlo causalmente por fenómenos de poder y de clase, Foodies: Democracy and distinction in the gourmet foodscape ofrece una contribución sociológica de múltiples lados. Primero, es una investigación empírica acerca de la comida y la cultura en los Estados Unidos. Segundo, es una indagación sobre un objeto de análisis cultural novedoso –el discurso comidista– en un contexto cultural complejo. Tercero, es una demostración de cómo la comida, en toda su banalidad, permite abordar importantes problemas políticos y sociales, y plantear grandes cuestiones sociológicas. Finalmente, arroja luz sobre las formas ocultas –pero potentes– de desigualdad en contextos de economías post-escasez, de identidades basadas en el estilo de vida (más que en el trabajo) y de inaceptabilidad social de la ostentación de la riqueza y del estatus.

Coline Ferrant
OSC – Sciences Po / CNRS
Northwestern University, Department of Sociology

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