Apuntes 83 (2018). doi: https://doi.org/10.21678/apuntes.83.922
DEL PINO, Ponciano, 2017, En nombre del Gobierno. El Perú y Uchuraccay: un siglo de política campesina, Lima y Juliaca, La Siniestra Ensayos y Universidad Nacional de Juliaca. 280 pp.
El miércoles 26 de enero de 1983, ocho periodistas salieron de la ciudad de Huanta en Ayacucho hacia la comunidad campesina de Huaychao. Unos días antes, residentes de esa comunidad habían asesinado a siete miembros del Partido Comunista Peruano Sendero Luminoso (PCP-SL) y los periodistas estaban interesados en cubrir ese acontecimiento. Pero nunca llegaron a su destino. En el camino, fueron detenidos por miembros de la comunidad de Uchuraccay y asesinados con palos, hachas y piedras. La noticia de este asesinato conmocionó al país. A pesar de que para el año 1983 el conflicto armado interno peruano ya llevaba más de dos años de iniciado, el enfrentamiento entre el Gobierno y el PCP-SL no había recibido hasta ese momento la atención que los medios de prensa brindaron al asesinato. El diario La República, donde trabajaba uno de los periodistas, informó de la noticia el 31 de enero con el titular «¡Bestias!» Además, indicó que una persona había sido crucificada. Para muchos peruanos que residían fuera de Ayacucho, este evento fue su primer contacto con las atrocidades que se sucederían una tras otra en las siguientes dos décadas.
El asesinato de los periodistas en Uchuraccay es el punto de partida de la investigación que el historiador Ponciano del Pino presenta en su libro En nombre del Gobierno. El Perú y Uchuraccay: un siglo de política campesina. La investigación de Del Pino busca entender la violencia generada durante el conflicto armado interno en las comunidades altoandinas de Ayacucho. Para esto, el autor combina investigación histórica con trabajo etnográfico, realizado principalmente en Uchuraccay. Su decisión de realizar investigación etnográfica y su dominio del quechua permiten al autor desarrollar una narrativa que rompe con los principales estereotipos que muchas veces han plagado las investigaciones en comunidades indígenas de los Andes –como, por ejemplo, la de la comisión investigadora del asesinato de los periodistas presidida por Mario Vargas Llosa–. Los uchuraccaínos, como se conoce a los residentes de Uchuraccay, en el libro de Del Pino no son ni bárbaros despiadados ni buenos salvajes. Son, en cambio, personalidades complejas que actúan de manera radical en un contexto de extrema violencia.
El libro está dividido en tres partes: la primera discute las narrativas de violencia de los residentes de Uchuraccay durante y después del conflicto armado; la segunda contextualiza esas narrativas al analizar la memoria histórica y la construcción del Estado entre los años 1920 y 1960; y la tercera analiza el papel de la naturaleza en la memoria y la historia.
La importancia del dominio del quechua de Del Pino se percibe claramente en la primera parte del libro. En esa sección, el autor incluye un análisis de la transcripción del cabildo abierto que se realizó entre los residentes de Uchuraccay y los miembros de la comisión investigadora presidida por Vargas Llosa en 1983. Analizando el discurso desarrollado por los uchuraccaínos en esa reunión, el autor muestra cómo ellos se retrataron a sí mismos como una colectividad cerrada en abierto rechazo a Sendero Luminoso, agrupación a la que presentaron como una amenaza externa. Además, Del Pino demuestra cómo los campesinos utilizaron a su favor el estereotipo que retrata a las poblaciones indígenas como ignorantes. Resaltando su «ignorancia», los uchuraccaínos lograron convencer a la comisión de que ellos no tenían relación con el PCP-SL –a pesar de que algunos miembros de la comunidad habían pertenecido a esta agrupación– y de que no hubo ningún tipo de comunicación entre ellos y los periodistas antes de su asesinato –lo cual luego se descubrió que era falso–. Debido al dominio del autor del idioma nativo de los uchuraccaínos, él ha sido capaz de identificar y describir la narrativa que la comunidad satisfactoriamente impone en la reunión. Su conocimiento del quechua también le permite entrevistar a la viuda de Severino Morales, quien fue asesinado el mismo día que los periodistas debido a sus vínculos con Sendero Luminoso. En la entrevista, la señora Saturnina Figueroa relata cómo fue obligada, bajo amenaza de muerte, a guardar silencio acerca del asesinato de su esposo para que la comunidad pudiera mantener ocultos los vínculos de algunos de sus miembros con la organización terrorista.
Es importante destacar la atención que Del Pino presta, especialmente en la primera mitad de su texto, a cómo las ideas respecto a los roles de género de los hombres y mujeres de las comunidades altoandinas de Ayacucho influyeron en sus experiencias durante la guerra interna. El autor menciona que una de las acciones que generó el rechazo a Sendero Luminoso en Uchuraccay fue la implementación por parte del grupo subversivo de una escuela popular de mujeres. El PCP-SL, al trastocar el orden patriarcal de la comunidad, se ganó la desconfianza de los varones. Además, el autor demuestra cómo las concepciones de género funcionan de manera compleja en los Andes ayacuchanos. Por ejemplo, en el caso de la señora Figueroa, su condición de mujer la salvó de ser asesinada por la comunidad y, por el contrario, la hizo merecedora de protección, siempre y cuando mantuviera silencio. Lamentablemente, cuando el libro desvía su atención del conflicto armado hacia las luchas campesinas de la primera mitad del siglo XX, el análisis de las diferencias de género es dejado de lado. En la búsqueda del contexto histórico para entender las memorias de la violencia del conflicto, el material etnográfico va dando paso al de archivo, lo cual genera que las voces y experiencias de las mujeres se apaguen. Esto hace evidente la necesidad de más investigaciones que usen herramientas etnográficas para promover voces y narrativas alternativas, como las de las mujeres andinas. Solo así podremos entender mejor cómo las nociones de género influencian las experiencias del día a día de estas poblaciones.
En la tercera parte del libro, Del Pino introduce un nuevo elemento de análisis: los miembros no humanos de las comunidades. A través de un relato acerca de cómo la montaña Rasuwillca, el apu o deidad principal de Uchuraccay, ocasionó la caída de un avión, el autor analiza la forma en que el conocimiento local se entrelaza con los cambios medioambientales ocurridos en los Andes durante la segunda mitad del siglo pasado. Según Del Pino, relatos como el de la caída del avión buscan reafirmar el poder de la deidad en un momento de deterioro medioambiental. A través de la discusión de tal relato, el autor busca llamar la atención acerca de la usual ausencia del tema del medioambiente en los análisis sobre historia y memoria. A pesar de lo fascinante que puede resultar el tema –y de que es muy difícil no estar de acuerdo con el autor en que se necesitan más investigaciones sobre las intrínsecas relaciones de los hombres y mujeres de los Andes con su medioambiente–, esta parte del libro, debido a su carácter principalmente exploratorio y a su brevedad, rompe el hilo narrativo del texto. El tema, que es solo conectado por el autor de manera tangencial con la violencia del conflicto armado interno, amerita una investigación mucho más exhaustiva.
Las críticas expuestas anteriormente no buscan desmerecer de ningún modo la calidad del libro de Ponciano del Pino. El material etnográfico presentado en él, la riqueza de su análisis y su énfasis en la necesidad de examinar detalladamente el contexto histórico para entender la participación de las poblaciones indígenas de los Andes en el conflicto armado, hacen de este libro un texto de gran calidad. Además, al resaltar la importancia de la investigación etnográfica en los estudios de memoria, esta publicación promueve la incorporación de voces y narrativas subalternas. En conclusión, En nombre del Gobierno es un libro altamente recomendable, tanto para investigadores abocados a los estudios de memoria como para personas no académicas interesadas en el conflicto armado interno peruano.
Carlos Tello Barreda
University of California, Davis, Estados Unidos
ctellob@ucdavis.edu